¿ Desde cuándo se comen los caracoles ?

¿Te gustan los caracoles? A muchas personas no les parecen nada apetecibles, pero lo cierto es que son un manjar muy apreciado en muchas partes del mundo. ¿Sabes cómo empezó la historia del consumo de caracoles? Te lo contamos en este post.

Los caracoles son moluscos terrestres que se alimentan de plantas y tienen una concha en espiral que les sirve de protección. Existen más de 40.000 especies de caracoles, pero solo unas pocas son comestibles para los humanos. Los más consumidos son los caracoles de tierra (Helix aspersa) y los caracoles de viña (Helix pomatia).

Los primeros indicios de que los humanos comían caracoles se remontan al Paleolítico, hace unos 30.000 años. Se han encontrado restos de conchas de caracoles en cuevas y yacimientos arqueológicos de Europa, África y Asia. Los caracoles eran una fuente fácil y abundante de proteínas y calcio para los cazadores-recolectores.

Existen restos de conchas de estos moluscos en cuevas con miles de años de existencia, según este artículo “Los humanos ya se alimentaban de caracoles hace 150.000 años”.

Los antiguos egipcios también consumían caracoles, tanto por su valor nutritivo como por su simbolismo religioso. Los caracoles representaban el ciclo de la vida y la resurrección, ya que podían entrar y salir de su concha. Los egipcios los cocinaban al vapor o los asaban al fuego.

Los griegos y los romanos fueron los que popularizaron el consumo de caracoles en el Mediterráneo. Los consideraban un manjar digno de dioses y emperadores, y los criaban en granjas especiales llamadas cochlearia. Los alimentaban con hierbas aromáticas para mejorar su sabor y los preparaban con vino, miel, ajo y pimienta.

Basilica di Santa Maria Assunta (Wikipedia)

En la Roma de los césares se consideraban un manjar y eran engordados en granjas para posteriormente comerlos. A estas granjas se les denominaba cochlearium. Según Plinio el viejo , tenían también propiedades medicinales y los recomendaba como remedio para los dolores de estómago entre otros males.

Durante la Edad Media, el consumo de caracoles disminuyó en Europa debido a las prohibiciones religiosas. Los caracoles no se consideraban aptos para el ayuno, ya que se les asociaba con la lujuria y la pereza. Sin embargo, en algunos monasterios se seguían cultivando y comiendo caracoles como una forma de austeridad.

En el Renacimiento, los caracoles volvieron a estar de moda entre la nobleza y la burguesía europea. Se les atribuían propiedades afrodisíacas y medicinales, y se servían en banquetes y fiestas. Los franceses fueron los que inventaron la receta más famosa de caracoles: los escargots à la bourguignonne, con mantequilla, ajo y perejil.

En el siglo XIX el caracol se pone de moda en Rusia y se convierte en una comida para sibaritas y comensales de la nobleza como el Zar Alejandro I, de quien se decía que podía comer hasta 2 Kg de caracoles en un día, “Caracoles a la Borgoñona”.

Alejandro I (Wikipedia)

El consumo de caracoles de Borgoña se extendió y se puso de moda en toda Francia en la segunda mitad del siglo XIX.

En la actualidad, el consumo de caracoles sigue siendo muy popular en muchos países, sobre todo en Francia, España, Italia, Portugal, Marruecos y Argelia. Cada país tiene sus propias formas de cocinarlos y condimentarlos, desde el alioli hasta el picante. Los caracoles son un plato típico de fiestas y celebraciones, como la Pascua o la Navidad.

Los caracoles son un alimento saludable, rico en proteínas, hierro, calcio y vitaminas. También son bajos en grasas y calorías, siempre que no se les añada mucha salsa o mantequilla. Además, son ecológicos, ya que no requieren mucha agua ni espacio para su cría.

¿Te animas a probarlos? Si te gustan los caracoles, puedes encontrarlos en mercados, tiendas especializadas o incluso recogerlos tú mismo en el campo (siempre con cuidado de no coger los que estén protegidos o contaminados). Solo tienes que lavarlos bien, ponerlos en agua con sal para que suelten la baba y cocerlos a tu gusto. ¡Buen provecho!

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