Estivación del Caracol “chico”

  Aquí dejo este vídeo que grabé cerca de mi casa al caer la tarde en pleno agosto. Ese día, en Sevilla, se había alcanzado una temperatura de 43 Cº a la sombra.  Llama la atención, al mirar por entre los arbustos los “racimos de caracoles” aguantando el calor. Parece increíble pero están vivos.

Estas especies de gasterópodos, entre los que se observa Theba pisana (caracol chico, como se les llama por aquí), han optado evolutivamente por la estivación. Un mecanismo de adaptación, en este caso a la sequía y a las altas temperaturas, que permite que el animal sobreviva sin comer ni beber durante meses.

Cuando las condiciones no son  las adecuadas para sobrevivir, estos caracoles no van a guarecerse debajo de una piedra o en la oquedad de un árbol, sino que “deciden” subir a un lugar lo más alejado posible del suelo, ralentizar su metabolismo y generar un “tapón” llamado epifragma (propio de los caracoles terrestres), que les permite combatir la deshidratación y agarrarse fuertemente a la superficie donde pasarán el verano.

El soporte elegido, suele ser una estructura alargada como una planta seca, un poste, una señal de tráfico e incluso los he visto en farolas… Así huyen del calor del suelo y minimizan la pérdida de agua. En este estado pueden permanecer hasta cuatro meses, alimentándose de sus reservas.

Con las primeras lluvias y el descenso de las temperaturas vuelven a la actividad.

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