
Según evidencias científicas el clima ha variado en la Tierra en numerosas ocasiones alternándose periodos de distinta naturaleza (secos, húmedos, glaciales…). Las sucesivas variaciones forzaron a las especies a adaptarse a las nuevas condiciones. Casi siempre estos cambios fueron progresivos, y dieron la oportunidad a los seres vivos de adquirir características que les permitieron sobrevivir.
Actualmente el cambio climático antropogénico (con el que está de acuerdo el 95% de la comunidad científica) que comenzó en el siglo XX con la Revolución Industrial está provocando un calentamiento global rápido que puede acabar con un buen número de especies, disminuyendo drásticamente la Biodiversidad del planeta. Se tiene constancia de que en épocas pasadas acontecieron extinciones masivas algunas provocadas por eventos catastróficos como el impacto de meteoritos.

Peter Senge relata en su libro “La Quinta Disciplina”, ensayo sobre la construcción de las sociedades inteligentes, cómo al echar una rana en agua hirviendo -(Sí… un poco cruel el experimento)- reacciona y salva su vida de un salto. En cambio si la echamos en agua fría y la vamos calentando poco a poco su capacidad de reacción desaparece hasta acabar muriendo. Es incapaz de percibir los cambios y no abandona su zona de confort.
Como especie parecemos esa rana incapaz de reaccionar y que acabará achicharrada…¿o no? ¿No deberíamos empezar a salir del agua antes de que hierva?